//////////Historia de hombres reales 2: El Amor masculino //////////
A mí siempre me ha parecido aburrido, no Katha Puga, ella me parece genial, hablo de leer otros blogs porque no me gusta la gente que habla mucho y dice poco, o aquellos que te dicen que es lo que tienes o no tienes que hacer.
Imagino que es la desesperación por ser leído y popular la que lleva que muchos se centren en temas clichés o no muy constructivos.
Es que escribir no es fácil, es una gran responsabilidad. Es algo que respeto mucho porque siempre he considerado que la palabra mas poderosa es la palabra escrita, porque queda grabada en el tiempo como testimonio, por eso hay que ser cuidadoso y responsable con lo que se quiere transmitir.
Tiene que haber, además, un motivo poderoso para escribir, un grito ahogado, una necesidad de decir algo que pueda aportar o que pueda ser testimonio de lo que pasa en un momento y espacio determinado, y en este caso, y seguramente contra la opinión de algunos de mis amigos actores, debo decir que Anton Chejov es el mejor inmortalizando al ser humano de un tiempo y un espacio, en este caso de Rusia, en su teatro complejo y lleno de una Incomprendida y oculta energía radiante.
Teniendo en cuenta todo lo escrito anteriormente, y sin saber muy bien que es lo que se suele escribir por aquí, quiero escribir sobre algo que, según creo, no mucha gente escribe. Quiero hablar acerca del amor.
Si no lo sintiera y no amara a alguien en este momento no podría escribir sobre esto.
Yo era de los tipos independientes e inquebrantables. Era el estereotipo vivo de "Los hombres no somos románticos"
Hasta los veintiséis había tenido muchas citas y había llegado a la conclusión de que me quedaría solo porque nadie daba, ni daría la talla para resquebrajar mi solido e independiente mundo. La idea de no poder salir con mis amigos, de tener que dar explicaciones de donde estaba y a qué hora me iría me destrozaban el cerebro. Para esto, he estado casi 7 años soltero lo cual fortificaba aun más mis ideas.
Como todo hombre en algún momento he creído querer pero, en el fondo, era solo sexo, o algo que nace de matar el aburrimiento de algunas tardes. Alguna vez creí estar enamorado pero hoy me doy cuenta que solo fue un simple gusto por alguien ligeramente diferente.
Imaginen; si para mí querer resultaba complicado amar era imposible. ¿O ya había amado y no me había dado cuenta?
Te das cuenta que eres un hombre que ama cuando ves su rostro y no sientes mariposas en la barriga sino fuego en las vísceras, o cuando tu independencia, sin advertirlo, ha pasado a un segundo y maravilloso plano. Cuando en vez de decir "voy a" te refieres inconscientemente a "vamos a", cuando te despiertas a la seis de la mañana para esperar en algún Starbucks a que termine de dictar clase hasta las nueve solo por el placer de estar a su lado un rato más antes de irte a la oficina.
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